sábado, 2 de junio de 2012

Crónica de la manifestación de la minería en Madrid

Jueves 31 de mayo. Aún no ha amanecido, toca madrugar para emprender un largo viaje. Hoy no se madruga para bajar a la mina, hoy los mineros viajan camino a Madrid para hacerse oír. Hoy, justo 50 años después de las históricas huelgas mineras del 62, que fueron detonante de una intensa lucha obrera, se vuelve a hacer historia. Sigue habiendo una luz.
Sobre las 10.30h comienzan a llegar autobuses al Paseo de la Castellana de todas las comarcas del Estado. Más de 10.000 mineros junto a sus familias, amigos y amigas, prejubilados del carbón y trabajadores y trabajadoras solidarias se concentran junto al Estadio Santiago Bernabeu por el futuro de las cuencas. Bajo un sol de justicia y con el apoyo del pueblo madrileño, que se une a su lucha, arranca la marcha hacia el Ministerio de Industria.
La UJCE también se suma a la movilización, con el orgullo de compartir este viaje de la dignidad junto a grandes luchadores que han sido y son ejemplo para toda la clase obrera. Su fuerza, constancia y organización merece de un gran respeto y por ello camaradas de todo el estado y de las comarcas se suman al cortejo de la Juventud Comunista en apoyo a ellas y ellos.
Además de estar presentes en apoyo a los mineros, la Juventud Comunista reivindicamos también el mantenimiento y aumento de los puestos de trabajo, el pago íntegro de los salarios y la mejora de las condiciones laborales, la nacionalización de la minería y propiedad social de los recursos energéticos para garantizar el empleo y la soberanía energética de nuestro país así como la creación de un plan de reindustrialización efectiva de las cuencas mineras partiendo de la iniciativa pública bajo control social.
La marcha transcurre de forma unitaria entre ruido de petardos y gritos reclamando el futuro de las cuencas, la nacionalización del sector, mayor inversión y dignidad para los trabajadores. Pancartas de todas las provincias, minas y organizaciones sindicales, desde Aragón a León, pasando por Asturias y el resto de comarcas afectadas señalan al gobierno, a los poderes económicos y a la banca mientras dejan morir injustamente el sector del carbón para beneficio de unos pocos. Por encima de todo, se grita por la defensa de unos puestos de trabajo y por unos trabajadores que están dispuestos a llegar hasta donde sea para defender su futuro.
Hacia las 12h la marcha llega al Ministerio entre más gritos, petardos y voladores; la lectura del comunicado culmina con un atronador y emocionante canto del Santa Barbara Bendita, himno de los mineros; al que le siguen innumerables tracas.
Alrededor de las 13.00h finaliza la multitudinaria movilización. Sin previsión, aunque la marcha estaba autorizada hasta las 14.00h, una hilera de furgones y un cordón policial comienza a desplegarse alrededor de todo el paseo, colocando una formación de Unidades de Intervención Policial (antidisturbios) al principio de la calle. La provocación de la delegación de gobierno y las fuerzas del estado causa sorpresa y desorientación, nadie esperaba ni buscaba confrontación en una movilización donde se encuentran las familias de todos los trabajadores.
Los mineros se adelantan hacia el cordón policial para contener la represión y comienzan las cargas. El desproporcional despliegue va en aumento y se acorrala a los mineros obligándoles a bajar hacia el Estadio, se escuchan disparos de pelotas de goma y se producen carreras y enfrentamientos. La policía cerca a los manifestantes alrededor del estadio y dificulta la salida de los autobuses que deben volver hacia sus respectivas comarcas. Las cargas y represión continúan hasta pasadas las 15.00h. Se escuchan gritos de rabia hacia la actitud policial: -“Hemos venido a reclamar nuestro pan de forma pacífica” -“Sois unos provocadores, la gente estaba tranquila y habéis venido a buscar camorra”.
Las cargas y represión provocan varios heridos entre ellos 4 policías y 2 periodistas. También se producen tres detenciones que según los sindicatos han sido sin ningún tipo de motivo. Se vuelve a poner en evidencia el talante de un Gobierno que deja a sus trabajadores sin sustento y les reprime en la calle. La injustificada decisión de sacar las cargas y la fuerza represora a la calle denota nerviosismo en los poderes e instituciones que siguen sin escuchar las justas reivindicaciones mineras.

Es hora del viaje de vuelta, orgullo y dignidad por una marcha unitaria que las fuerzas del sistema han intentado reventar, pero que sólo han provocado mayor apoyo y solidaridad. Mañana será otro día en el que tampoco se coge el pico ni se baja al pozo, mañana será otro día de huelga en el que unos grandes hombres y mujeres, héroes de la clase obrera, seguirán luchando por el futuro de las cuencas mineras, por el futuro del trabajo, por su futuro.

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