sábado, 21 de abril de 2012

Ni terrorismo patronal, ni reforma laboral. ¡En lucha por nuestro futuro!

Los capitalistas en su afán de maximizar sus beneficios a cualquier precio presionan día a día no sólo sobre los salarios, sino también sobre las condiciones laborales de los trabajadores para reducir costes, pues no somos para ellos personas humanas, no nos engañemos, sino simplemente meros productores de mercancías. Al presionar a la baja las condiciones laborales es lógico que ocurran accidentes y enfermedades laborales. Todo esto lo conocemos bien: largas jornadas agotadoras, ritmos de trabajo estresantes y frenéticos, contratación ilegal sin derecho alguno, falta de medidas de seguridad, pocas inspecciones y sanciones, largos juicios tras las denuncias, subcontratación como máscara, etc. Esto no es por tanto, como dicen algunos, culpa de los trabajadores, sino que es un acto de terrorismo patronal contra la clase obrera, porque por sus ansias de beneficios ponen en riesgo la vida de los trabajadores. Y evidentemente, cuanto peores son las condiciones laborales, mayor es la siniestralidad laboral. 

Los gobernantes títeres del capital — tanto los de antes del PSOE como los de ahora del PP — no han hecho sino ayudar a que las condiciones de trabajo empeoren, especialmente con las dos últimas reformas laborales, y ambas fueron por la misma dirección: debilitamiento de los convenios colectivos, abaratamiento del despido, mayores dificultades para el trabajador para denunciar su situación, etc., en definitiva, mayor poder aún para el empresario frente a los trabajadores. Al reducir los derechos de los trabajadores y al debilitarles frente a los capitalistas, que ya de por sí tienen la sartén por el mango, los salarios y las condiciones laborales tienden y tenderán a la baja cada vez más, empujándonos a una espiral de creciente miseria. La situación se vuelve aún más grave si tenemos en cuenta la avalancha de recortes en servicios públicos básicos, especialmente los que más directamente a los accidentes laborales como son sanidad y justicia, donde además el establecimiento de copago está cada día más cerca en ambos casos. 

Quieren alcanzar la máxima ganancia, y para ello deben exprimir al máximo a la clase obrera, deben arrebatarnos todo lo posible, para que aceptemos la más mísera de las miserias, y para ello necesitan debilitarnos, para evitar a toda costa que les plantemos cara y que defendamos con fuerza y eficacia nuestros derechos. Ante ello, nuestro camino es la organización y la lucha, contra todo tipo de ataques de la patronal, contra todo tipo de ataques del capital. Por ello, tanto el 28 y 29 de abril y el Primero de Mayo - como el resto de días del año - no debemos cesar en nuestra lucha hasta que el capitalismo sea derrotado.


¡La patronal ordena, el gobierno impone, la juventud responde!


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